domingo, 21 de marzo de 2010

Mariscos Laureano


Mi sobrino Javier, aprovechando el cierre vacacional de la empresa que dirige en la Costa Cálida, decidió que la visita que tenía pendiente a Laureano –proveedor de los mejores establecimientos de España, el suyo incluido- no iba a posponerla más, y, ni corto ni perezoso, se presentó en Cambados.

Se comprende la preocupación que se refleja en la cara del amigo Laureano, pues conociendo la buena predisposición de Javier, seguro que pensaría:

-¡Madre mía, la que se me viene encima! Seguro que me funde el vivero. ¡Y encima le gusta mi albariño!

-¡No, el centollo no! –Gritaba Laureano.

Bromas a parte, mi sobrino me trajo algunas fotos que muestra las extraordinarias instalaciones que permiten que, con un golpe de teléfono,


a las 24 horas podamos hacer catas en el Levante, donde atendemos a los amigos que nos visitan.

Personalmente, las ostras siempre han representado para mí un clarísimo objeto de deseo. Esas conchas nacaradas, grandes, hermosas, con el exótico fruto –vivo- en el interior, siempre me recuerdan aquel comentario ante la exquisitez:

-Debe de ser pecado.

Vemos una de las balsas depuradoras, donde están las almejas, berberechos, ostras y demás moluscos.

Javier nos comenta que en la parte superior hay una zona de degustación donde cató ostras y almejas con ánimo de mejorar sus conocimientos y experiencias. Laureano le informó que por esta zona de cata han pasado los grandes maestros: Adría, Santamaría, Subijana, etc.

No nos sorprende, pues sabemos que Mariscos Laureano es uno de los principales proveedores de los buenos establecimientos.

Casi todos –más o menos- sabemos que las ostras, al igual que los mejillones, se cultivan en el mar y cuando hace falta se recogen y ya está. Pero del dicho al hecho, hay siempre una serie de matices que son fundamentales.

Con ganas de conocer más detalles, Javier embarcó con Laureano rumbo a la Ria, donde se encuentran las bateas.

Las ostras inmaduras, se sumergen para su posterior crecimiento y recolección, y ahí es cuando aparecemos los aficionados, ya dispuestos y preparados, con el limón en la mano por si apetece regar unas gotitas.

Vista y visitada la materia prima en su propio hábitat, el segundo paso era conocer las excelencias resultantes de la mano del artista. Y ahí, Laureano le dijo a Javier que ya podía coger el coche para desplazarse a Casa Marcelo –amigo suyo-, a quien acababa de llamar para que no se quedara sin mesa.

La comida fue memorable. La Merluza de Celeiro le encanto. No esperaba menos después de leer los comentarios de Maribona, Philippe Regol, Gourmet de provincias, y un sin fin más, que últimamente parece que se han puesto todos de acuerdo. Muy merecidamente, por supuesto.

1 comentario:

  1. Que bien que mas fresco que esto gracias por compartir toda esta información aprendí mucho ....

    Saludos
    Mi Pagina: Marisco gallego

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