1
cabeza de rape grande
1
cebolla
2
tomates
6
dientes de ajo
30
g de piñones
Perejil
2
l de agua
Sal
Aceite
1
hoja de laurel
100
g de arroz o rodajas de pan seco.
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1. Ponemos el pescado a hervir en una olla con agua fría, 5
dientes de ajo, la hoja de laurel y sal.
2. En una sartén a parte, hacemos un sofrito con la cebolla y con
los tomates rallados y sin la
simiente.
3. Cuando el pescado arranca a hervir, añadimos el sofrito en la
misma olla.
4. Cuando haya hervido un buen rato, sacamos el pescado con una
rasera, seleccionamos las mollas y lo añadimos nuevamente al caldo.
5. Es el momento de añadir el pan seco (remojado y escurrido) o
el arroz.
6. Mientras preparamos una picada con un diente de ajo, los
piñones y el perejil, la añadimos a la sopa y la dejamos hervir hasta que
esté cocida.
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500
g de bacalao
8
patatas medianas
1
cebolla mediana
1
pimiento verde
8
dientes de ajo
1
vasito de vino blanco
Aceite
de oliva
Harina
Sal
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1. Sofreímos en una cazuela a fuego medio la cebolla y el pimiento
verde cortados bien pequeños y los ajos en láminas finas.
2. Cuando empiece a dorar, añadiremos las patatas y peladas y
rotas o bien a rodajas.
3. Añadimos el bacalao y dejamos que se sofría ligeramente, al
tiempo que vamos removiendo.
4. Añadimos una pizca de harina, le damos un par de vueltas, se
añade el vino blanco y dejamos que se evapora un poco.
5. Lo cubrimos con agua hirviendo. Se controla la sal y dejamos
que se vaya haciendo a fuego mediano, sacudiéndolo de cuando en cuando.
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3
o 4 dientes de ajo
Aceite
Sal
Agua
y vino (optativo)
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1. Se pelan los ajos y se les saca el corazón.
2. Se chafan bien en el mortero con la sal y se va incorporando
el aceite muy lentamente, con mucha paciencia.
3. (Si vemos que queda muy espeso, le podemos poner un poquito de
agua tibia; ski por el contrario queda demasiado claro, se pone un poquito de
vino.)
4. Y así con mucha paciencia se va haciendo la cantidad que se
quiera, el resultado es un alioli muy trasparente y fino.
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4
arañas (según tamaño)
3
dientes de ajo con piel
1
cucharada de harina
Pimienta
negra
Aceite
sal
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1. Ponemos en una
sartén un buen chorro de aceite junto con los ajos enteros, y cuando estén
dorados, los chafamos con un tenedor. Los dejamos que se doren bien, casi
tirando a marrón.
2. Cuando los ajos están
en ese punto, añadimos una cucharada de harina y con un tenedor revolveremos
bien hasta que coja este color marrón.
3. Se saca la sartén del fuego y se añade un buen chorro de agua
fría (suficiente para poder cocer las arañas) y se va removiendo con el
tenedor hasta que la harina esté bien
deshecha.
4. Le colocamos las arañas sin las espinas de los costados.
Añadimos la sal y la pimienta negra (generosa) y lo dejamos hervir hasta que
el pescado esté cocido. Hay que procurar que la salsa no se aclare, sino que
más bien espese.
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300
g de bacalao desmigado
3
tomates para aliñar (que no sean verdes)
1
cebolla pequeña
Aceitunas
negras de Aragón o alcaparras
Aceite
de oliva
Vinagre
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1. Ponemos en remojo el bacalao desmigado y, una vez desalado, lo
escurrimos bien.
2. Lo aliñamos con tomate pelado y cortado pequeño, cebolla
cortada también pequeña, un poco de vinagre (muy poco) y aceite de oliva. Si
fuera necesario, rectificar de sal.
3. Se le pueden poner aceitunas negras o alcaparras.
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1
kg de pescado duro (Rubio, lluerna, escórpora, arañas...)
2
tomates cherry
Ajo
y perejil
Aceite
y sal
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1. Ponemos aceite de oliva en la cazuela y antes de que se
caliente, añadimos el ajo y el perejil, cortado bien pequeño. Antes de que se
doren, le añadimos el tomate cherry rallado.
2. Cuando el sofrito está hecho (necesita poco tiempo), se añade
un poco de agua (no mucha para no aguarlo), y el pescado previamente salado.
El pecado se cuece rápido -hace falta práctica para reconocer por el olor
cuando un plato está listo, como hacen los buenos cocineros, pero para afinar
diremos que se cuece con unos 10 minutos-, y el plato ya está listo.
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750
g de sardinas
1
dl y 1/2 de vinagre
1
cebolla pequeña
3
cucharadas soperas de miel
Perejil,
aceite, sal y pimienta
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1. Limpiaremos las sardinas y les quitaremos las espinas.
2. Dejamos macerar los filetes con el vinagre, la miel y la
cebolla bien picada durante cuatro horas aproximadamente.
3. Pasado este tiempo, se sacan las sardinas y ya se pueden
comer.
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4
filetes de rape
4
filetes de merluza
2
calamares cortados en aros
3
dientes de ajo
1
kg de mejillones
12
gambas
2
cucharadas de salsa de tomate
Perejil
5
o 6 almendras
1
yema de huevo duro
Pimienta
negra y sal
Aceite
de oiva y vino blanco
Para el fumet
1/2
kilo de pecado de roca
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1. Hacemos el fumet hirviendo el pescado de roca con agua y sal.
2. Hervimos los calamares 5 minutos y los reservamos.
3. Abrimos los mejillones al vapor y también los reservamos.
4. Enharinamos y freímos el rape y la merluza, se reserva.
5. Sofreímos ligeramente las gambas en una sartén con un poquito
de aceite, las retiramos y, en una cazuela y con el mismo aceite, hacemos un
sofrito con la cebolla, los ajos y la salsa de tomate. Añadimos un poco de
vino blanco, sal y pimienta.
6. Cuando tengamos el sofrito hecho, le añadimos los mejillones y
los demás pescados y las gambas. Vertemos el fumet, un poco del agua de cocer
los mejillones y lo dejamos cocer 10 minutos, rectificando de sal si es
necesario.
7. Haremos una picada con un diente de ajo, perejil, las
almendras y la yema de huevo duro, se deshace con un poco de agua y se vierte
en la cazuela. Lo dejamos cocer 5 minutos más.
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Bon dia, Sebastián,
ResponderEliminarUn bonito y entrañable libro.
Con una silustraciones divertidas y fotos con memoria.
La elección de las recetas representativas de la cultura y el legado de los pescadores.
Te imagino escribiendo y recordando:))
Gracias, gracias,
un dia agradable,
me olvida la miel en las sardinas... está muy bien!
ResponderEliminarhasta lueguito;))
Feliz día Sebastián,
Amiga Fina:
ResponderEliminarMi padre hacía una Zarzuela para chuparse los dedos. Tenía un punto para la salsa que junto con el pescado y marisco resultaba estupendo. El verano que estuvimos en el Hostal de l'Arengada, en las afueras de Vilassar de Mar, acudían los veraneantes a cenar y tomaban zarzuela, que resultaba muy difícil se servir -ese era yo- pues los clientes decían:
-¡Ponme otra gamba, ponme otra cigala!, y claro, cuando llegaba al final del grupo, la fuente ya estaba vacía...
Me sorprendió lo de las sardinas con miel. ¡Tengo que probarlo!
Un saludo,
Sebastián Damunt