jueves, 20 de mayo de 2010

Malacología


En julio del año pasado ya mencioné a Dorin, quien nos descubrió el mundo de la malacología.

Concha de Peregrino II: Pecten maximus

Esta denominación nos permitió localizar el blog ARQUEOMALACOLOGÍA -blog que navega en una órbita mucho más elevada que la nuestra- y colocar el enlace en Frutos del Mar, por si necesitamos hacer alguna consulta.

Hace un par de días, en mi visita diaria al Bazar para recoger la prensa, y mientras mi amigo Dorín se ocupaba en destrozar los periódicos a golpe de tijera al ir recortando los comprobantes de las ofertas que aparecen en la prensa -libros, pelis, vajillas, cuchillos, ordenadores, ¡hasta una bici!...- se me ocurrió echar un vistazo a la enorme exposición de caracolas que tiene repartidas por los estantes,

y vi que una que seleccioné marcaba 35 euros, lo que me pareció un precio elevado para una de estas cositas y se lo comenté.

- Te voy a enseñar las que tengo más especiales. ¡A ver que te parecen! - me comenta Dorín.

-La primera de la derecha, se llama CYPREA LEUCODÓN, y la tengo valorada en 1.400 €. La que le sigue es PLEUTOMARIA GUTOI, de 240 €. La del centro, CONUS SOWERBII, 81 €. La cuarta empezando por la derecha, CONUS WICHEEI, 528 €. Y la quinta y última, OLIVA PORPHIRIA, 45 €.

Me quedé verdaderamente sorprendido. Bueno, todo este material no lo tenía expuesto a la venta, y, los detalles del nombre y precio, tuvo que consultarlo en una especie de carpeta, lo que le llevó algún tiempo.

Estos detalles me hicieron recordar que mi padre, que coleccionaba libros, revistas, grabados, hierros, y todo lo que tuviera alguna relación con la alimentación, tampoco descuidó este tema y, rebuscando, localicé el cesto donde se guardan algunas conchas y caracolas muy vistosas, amén de ostras fosilizadas e incluso una almeja, que podemos ver en primera posición.

Imagino que todas estas conchitas y caracolas han servido en su momento para obtener alimento de estos frutos del mar. Recuerdo de jovencito que en el Maresme, a pocos metros de la playa había una línea de rocas, a 3 o 4 metros de profundidad, que estaban llenas de caracoles de mar. Después de un pequeño hervor, sabían a gloria, máxime cuando recordábamos lo laborioso que resultaba arrancarlos de la roca.

(Pinchar para ver la receta en SABORGOURMET)

Las conchas y caracolas no suelen aparecer mucho en los recetarios gastronómicos. Lo que sí tuvo algún éxito en tiempos pasados, fueron las Coquilles Saint-Jacques, de las que hemos descubierto una bonita receta en SABORGOURMET.

2 comentarios:

  1. Es un blog muy interesante. te felicito!
    Un abrazo desde Chile
    Edith
    La brujita

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  2. Amiga Edith:
    Embrujado se queda uno solo con asomarse a LA BRUJITA DE JENGIBRE. ¡Qué bonitas recetas!
    Ganas dan de salir zumbando rumbo a Chile para probar los ricos platillos que señalas.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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