Pholas dactylus
FOLADA
Foto del libro Mariscos de Galicia,
de Luis Villaverde
Cuando dispongo de algún tiempo libre –la cuesta de enero es un buen momento- me entretengo actualizando mi listado de libros, con los que están desparramados por la casa. Tengo en la mano uno titulado “España Geográfica, Histórica, Estadística y Pintoresca”, de Francisco de Paula Mellado, publicado en Madrid en 1845. En la portada leemos:
“Descripción de los pueblos más notables del reino e islas adyacentes; su situación, historia, costumbres…” etc.
El libro tiene 946 páginas y muchas ilustraciones, y, claro, lo primero que se nos ocurre es ver si aparece la población donde uno reside.
En seguida aparece Murcia, e intentando afinar la búsqueda, en Cabezas de Partido, ya vemos Cartagena y después de algunas generalidades, leemos:
“Por los restos del antiguo acueducto se infiere que el mar se ha retirado mucho en Cartagena. De las piedras del fondo del puerto sacan los buzos y pescadores los folados, especie de marisco muy exquisito”.
Ahí ya me quedo sorprendido y me digo que tengo que enterarme de lo que significa lo de folados ??
De entrada, en la vigésima segunda edición del DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, no aparece.
Buscamos en uno más antiguo, Diccionario Nacional de la Lengua Española, Madrid, 1851, y ahí ya vemos:
Folada, s. f. Conquil. Género de moluscos, tipo de la familia de los foladáceos, cuyo cuerpo es espeso, poco prolongado, y cónico.
Foladáceo, cea. adj. Zool. Que se asemeja a una folada. =Foladáceos, s.m. pl. Familia de conchas bivalvas, que comprende las que están envueltas en un tubo exterior.
Foladero, s.m. Zool. Molusco que habita las foladas.
Si queremos investigar en el pasado, comprobamos que en el
Diccionario de la lengua castellana, Madrid, 1780, no aparece. Sin embargo, si está en:
Diccionario Castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes de las tres lenguas, francesa, latina e italiana, Madrid 1787.
Fólada, concha multivalva. Fr. Pholade.
Continuamos la búsqueda, pues con lo que tenemos hasta ahora, solo sabemos que existe y que es un molusco.
Curiosamente, en los referentes locales,
El Habla de Cartagena, Murcia, 1986.
Gastronomía de Cartagena, Cartagena, 2002.
tampoco aparece.
En el primer sitio donde encontramos una pista, la llave para seguir buscando, es en
de Alan Davidson, London 1980.
Libro al que ya hemos recurrido en anteriores ocasiones.
También se hace eco de sus propiedades gastronómicas y comenta que el PIDDOCK –folado en español- es muy apreciado en determinados lugares. Comenta que a los españoles –al igual que a británicos y habitantes de las Islas del Canal- les entusiasma. Se puede comer crudo, después de limpiarlo, pero normalmente se toma hervido y aliñado.
Aparece también en el
*Larousse Gastronómico, Tomo 4, Madrid, 1985.
fólade
Molusco del litoral atlántico que hace agujeros en las rocas blandas. Su concha, blanca y dentada, mide unos 10 cm. La fólade se come cruda o cocida, rellena (con ajo, chalote y miga de pan) o asada, preparación ésta que es la que más le conviene.
Pero los que siempre se llevan el gato al agua –es un decir-, en cuestión de marisco, pescado, vino, etc. etc., son los gallegos.
Publicado en La Coruña, 1974
Hola Sebatián has hablado de nuestros longueirones sin dejar nada en el olvido.
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte, he estado bastante enferma y aún me queda una operación espero que sea la última, ya llevo 2), y he tenido todo bastante abandonado.
Pero me ha relajado leer tu artículo de nuevo y al menos durante unos días poder volver a dedicarle algo de tiempo a este mundillo que tengo tan abandonado.
Entre mis problemas médicos y mi trabajo, no he tenido tiempo para nada más que para mi familia.
Áún así es un placer leerte como siempre, nunca dejes de escribir.
Un abrazo
:
Pimienta
Amiga Pimienta:
ResponderEliminarSiempre me encanta saber de tus actividades. Recuerdo el revuelo que desplegabas en otros momentos. Espero y deseo que la operación pendiente resuelva tu problema. Debemos hacer ánimo e intentar actuar todo lo que nos permitan nuestras fuerzas.
Personalmente –siempre me comparo con un automóvil, que cuanto tiene muchos kilómetros, van fallando cositas- procuro, a pesar de lo achaques, continuar en la medida de mis posibilidades.
Un abrazo,
Sebastián Damunt